Haciendo el curso de piloto de ultraligero

Antes de nada, os presento a mi nueva amiga, a la que estoy tratando de ser fiel al menos una vez por semana. Se llama Tecnam P2002 Sierra. Es una avioneta ultraligera de tercera generación, con una velocidad de crucero de 160km/h o incluso más, una velocidad de planeo de 120 km/h, y pesa menos de 450 kg al despegue.

El pasado mes de abril mi mujer me hizo uno de los mejores regalos, uno que llevaba tiempo esperando: un curso de piloto de ULM. Sólo ha tardado varios años en hacerlo, pese a que sabía de mis ganas. La razón de la tardanza es su especial aversión a las alturas, y claro, eso hace que le dé miedo que yo vuele también. Los ultraligeros ya no son lo que eran hace unos años: de los pendulares (o trikes), esa especie de ala delta con una jaula debajo con motor, se pasó a los tubo y tela de 2 ejes o 2 y medio. Posteriormente a los 3 ejes de tubo y tela (llamados de segunda generación), que son más avión o al menos se vuelan como tales, y finalmente a los actuales de tercera generación, de fibra o aluminio y que exteriormente pueden ser considerados avionetas pequeñas. Al fin y al cabo, se vuelan como tales, aunque no permiten más de dos personas por el peso máximo para la consideración de ultraligero.

Pues bien, aquí estoy: ya en plenas clases. Después de ver varias escuelas me decidí por hacer mi curso en Casarrubios, que pese a ser de las más caras es la que mejor sensación me dio de todas las que visité. Empecé las teóricas y en seguida comencé también con las prácticas. Las prácticas se hacen en Tecnam de 3ª generación, normalmente en las Sierra aunque queda alguna P92 de ala alta.

Las sensaciones que sentí subiendo al avión son difícilmente explicables a los que no han sido abducidos por esta afición. Aerotrastornados, nos hacemos llamar…. con eso se explican muchas cosas.

En este tiempo subiendo al cielo, cuando ya llevo cerca de 10 horas de vuelo, es cuando estoy disfrutando realmente de la aviación. Cuando ya empiezas a hacer que el avión haga algo de lo que tú quieres, o al menos haces cosas con cierto sentido, es maravilloso. Cierto es que me queda un mundo aún: esa sensación de impotencia cuando te quedas alto en la final y aún no te han enseñado a resbalar; ese canguelo cuando toca viento cruzado y te dicen «mira, hoy que hay viento cruzado vamos a practicar tomas y despegues… sólo hay que (…)» y ahí mismo, en el aire, te dicen lo que tienes que hacer; notar que se te traban las palabras al hablar por radio… bueno, digamos que te sientes un novato y te acuerdas de que nadie nace aprendido. En ese momento te vuelves más comprensivo con los que llevan una L en la parte de atrás del coche.

Tengo algún video que he grabado, así que compartiré con los demás aerotrastronados que quieran un poco los avances de cómo uno se hace piloto de ultraligero.

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