Las malas lenguas

Ayer leí un post en el blog de mi ex-jefe Joshua Novick, máximo responsable de Antevenio, en el que habla de las buenas prácticas y el respeto que debemos tenernos los unos con los otros en las maneras. Es algo en lo que estoy completamente de acuerdo con él, y que he tratado de llevar a cabo a lo largo de mi vida, tanto en lo profesional como en lo personal.

Esto me ha recordado varios episodios que he tenido el disgusto de vivir concretamente con Antevenio y que hicieron que perdiéramos la relación. Voy a contar mi historia, porque para eso he venido aquí, para hablar de mi libro…

Allá por 2005 yo trabajaba en Antevenio como ejecutivo de cuentas, y uno de los soportes con los que trabajábamos, km77.com, contactó conmigo para decirme dos cosas: una, que hacía ya el preceptivo tiempo que habían comunicado a mi empresa que cesaban el contrato y que desde el mes siguiente no iban a trabajar más con nosotros; dos, que querían contar conmigo para el nuevo proyecto. Ambas cosas me sorprendieron. La primera porque la operativa normal desde el área de webs era comunicar al equipo de cuentas qué webs íbamos a perder próximamente, más que nada porque todos estábamos proponiendo campañas para ese soporte en los siguientes meses, y no tenía sentido si no las íbamos a poder poner online. La segunda, porque aunque tratábamos mucho, nunca hicieron ningún ademán ni propuesta siquiera velada de sus intenciones.

El proyecto me atrajo según lo tratamos más en profundidad y lo redondeamos un poco entre ambas partes: no sólo vender km77.com como soporte, sino montar una red especializada en venta de soportes online de motor. No la había en ese momento, y yo tenía muchas ideas. Así que acepté el trato y se lo comuniqué a Antevenio. La respuesta fue, lógicamente, de malestar al perder definitivamente a un buen web de coches (quizás no nos lo habían comunicado porque aún esperaban poder contraofertar al soporte para que se quedara) y por otro lado porque se iba uno de sus empleados. La consecuencia para km77.com en el cierre de la relación con Antevenio no fue buena, pero a mí no me afectó y es otra historia que no viene al caso. De todas formas, nosotros nos despedimos como amigos. Al fin y al cabo, somo profesionales.

Sin embargo al cabo de los meses, ya en Adspot, me llegaron rumores de que en Antevenio estaban molestos conmigo porque había llegado a sus oídos que yo iba hablando mal de ellos en las agencias. Yo, perplejo, traté de comunicar con Juan Díaz (la persona que se mostraba más molesto conmigo) para negar categóricamente que eso fuese así, pero no tuve oportunidad. Deje correr el tema… y se enfrió. Aquí ya me dí cuenta que alguien tenía la lengua un poco calentita… pero no pude identificar quién; seguramente no sentía nada bueno por mí. En todo caso, a nada que alguien se parara a pensar se daría cuenta que yo no ganaba nada criticando a mi ex-empresa, pero es que para más inri, yo siempre he hablado de lo mucho que aprendí allí y de la buena relación personal que me llevaba de esa etapa.

Quizás un año ó más después, con Adspot como reseller oficial para España de la tecnología rich media CheckM8, volví a entablar relaciones con Antevenio. Juan fue de nuevo mi interlocutor y empezamos a hablar de la posibilidad de ofrecer el producto CheckM8 a Antevenio para sus campañas de rich media. No llevábamos ni dos semana hablando del tema cuando de nuevo Juan me sorprendió con un email en el que me decía, esencialmente, que no tenía mucho sentido estar tratando de hacer negocios con Antevenio e ir hablando mal de ellos en las agencias. No pude de nuevo hablar con él telefónicamente para saber a qué se refería, y desmentir cualquier cosa que hubiera podido llegar a sus oídos. Segunda vez que me pasaba lo mismo… y segunda vez que no pude defender «mi honor». Debo de ser una persona muy mala.

Moraleja: las malas lenguas (y no sé de quienes) hicieron en dos ocasiones que perdiera la comunicación con Antevenio, pese a que siempre hablé (y hablo) bien de ellos. Imagino que por su parte hubo siempre una predisposición a creer a las malas lenguas en lugar de a las buenas que seguro que les habrían dicho lo contrario, quizás porque perdieron en 2005 a la vez un empleado y un soporte. Yo siempre que me paro a pensarlo me pregunto por qué no estarán igualmente predispuestos a lo mismo con Yahoo! cuando se llevó a Nacho Franch y a Nacho González, con El Mundo cuando se llevó a Alberto Arroyo… la vida profesional es así, hoy estás en un sitio y mañana en otro. Yo no era en aquel momento un pipiolo al que se le calienta la boca por cualquier motivo: cuando dejé Antevenio tenía casi 32 años y algunos kilómetros a mis espaldas. No hubiera cometido ese error ni aunque realmente tuviera algo en contra de ellos.

2 comentarios

  1. Hola David,

    Este sector es muy pequeño. Y cuando dejas un puesto de dejan a caer de un burro. Es esa parte del «sueldo» que conlleva tu nuevo trabajo, que no está estipulado en ningún sitio, pero que sabes que te toca por haber dejado tu antiguo puesto.

    Si te sirve de consuelo (mal de muchos…) a muchos nos ha pasado igual cuando hemos dejado nuestra antigua compañía.

    Es lo que hay!

    Un abrazo David!

  2. Hola Ferrán,

    Bueno, el sector es pequeño, es cierto, pero es tan sencillo preguntar antes de sentenciar…

    Hay una cosa clara, amigo mío: por lo general los que sabemos lo que hay, como tú o como yo, no caemos en ese error de crítica aunque haya algo (y no digo que lo haya). Que nos ajusticien por ese mal es algo frustrante, al menos para mí… los 5 minutos que lo pensé. Y luego, a otra cosa, mariposa.

    No merece la pena perder ni un minuto con ello. Yo sin embargo «perdí» al menos 15 minutos para redactar este post y no por ganas, sino porque he contado al menos diez veces esta misma historia, así que mira, mejor escribirla… jaja

    Un abrazo, Ferrán

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